Símbolo del corazón de Cuetzalan, esta imponente parroquia de estilo neogótico fue construida en honor al santo patrono del pueblo. Su torre de piedra y su campanario dominan el paisaje entre la niebla, siendo un punto de encuentro y espiritualidad que guarda siglos de historia y tradición.

En el corazón de Cuetzalan se alza el Santuario de Guadalupe, mejor conocido como la Iglesia de los Jarritos. Este templo neogótico, erigido a finales del siglo XIX (construcción iniciada en 1889 y consagrado en 1894), está inspirado en la Basílica de Lourdes, en Francia.

Lo que hace única a esta iglesia es su distintiva torre adornada con hileras de pequeños jarritos de barro, entrelazados como si formaran un rosario. 

Fue construida en 1880 y concluyó alrededor de 1913. Destaca por su torre esbelta de inspiración neobarroca y su fachada sencilla pero elegante. En su interior podrás admirar los murales del pintor local Joaquín Galicia Castro, que reflejan pasajes bíblicos con vivos colores y escenas costumbristas, resultado de una intensa labor en la década de 1960

Majestuoso en la Plaza Central, el Palacio Municipal de Cuetzalan fue construido entre 1939 y 1941. De estilo neoclásico rústico, su diseño está inspirado en la Basílica de San Juan de Letrán en Roma: luce un pórtico con columnas, frontón y el escudo nacional en el centro.

En lo más alto, se alza la estatua de Cuauhtémoc, colocada el 10 de julio de 1940 y obra del escultor local Isauro Bazán.

Lo que hoy es la Casa de Cultura de Cuetzalan, conocida como La Máquina Grande, fue originalmente una imponente casa de máquinas para el procesamiento del café, construida a fines del siglo XIX (alrededor de 1898–1900). Sus ventanales de estilo gótico y su robusta estructura industrial son testimonio del auge cafetalero que transformó la región.

El alma vibrante de Cuetzalan se concentra en la Plaza Celestino Gazca, también llamada el Zócalo o Parque Central. Rodeada de edificios históricos —como la Parroquia, el Palacio Municipal y el clásico kiosco— es el epicentro de la vida local y un punto de encuentro indispensable para visitantes y lugareños.

Antiguo centro ceremonial totonaca rodeado de naturaleza, Yohualichan significa “Casa de la Noche”. Sus templos, juegos de pelota y estructuras milenarias cuentan la historia de una gran civilización que floreció mucho antes de la llegada de los mexicas.